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Sound Of Metal: la resonancia del silencio

El periodista Gino Solari analizó la película Sound Of Metal.

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GINO SOLARI

El cine “indie” o independiente es un paraguas para todas aquellas películas al margen de Hollywood y de los circuitos de producción habituales que son realizados por productoras con prestigio y mucho dinero.

Una de las fortalezas de este tipo de realizaciones indie es que muestran con mayor frecuencia y detalle la vida cotidiana, por lo tanto, generan a priori una mayor cercanía con el público, porque son temas “que le pueden pasar a cualquiera” y muestran contextos de la sociedad.

Por cierto, que muchos directores que hoy son referencia mundial, como Quentin Tarantino, Woody Allen, Martín Scorsese o Christopher Nolan, por nombrar algunos, también comenzaron en el cine independiente, donde fueron más que solo directores, sino también guionistas, directores de fotografía y hasta actores. Las obras de estas personas que son multifuncionales -por obligación o no- se les dice que son un cine de autor.

En este tipo de películas, la libertad de los directores es total y ha llevado a generar muchos movimientos importantes en la historia del cine, como la Nouvelle Vague (nueva ola francesa) o el Free cinema inglés.

Como dato, se considera como el padre del cine independiente norteamericano al incombustible John Cassavetes, y esta corriente se inició con su primer filme: “Sahadows” (1959). Fue director, actor y guionista, y perteneció a la llamada “Escuela de Nueva York”.

Este pequeño apartado introductorio tiene como fin situar a un filme indie que está nominado a seis premios Oscar este 2021, incluyendo las categorías de mejor película y mejor actor. Se trata de la silenciosa y premiada “Sound Of Metal”, ópera prima del director Darius Marder y protagonizada de forma descomunal por Riz Ahmed y Olivia Cooke. Un filme de gran nivel de dirección y fotografía, destacando cámara en mano y el color que da una sensación de estar viendo una obra de los setenta. Los planos cerrados son destacables.

De qué va

La imagen principal nos invita a pensar que el filme será tan estruendoso como los primeros minutos, cuando se ve a Ruben (Ahmed) golpeando con furia su batería, mientras Lou (Cooke) toca riffs eléctricos y decadentes, en una canción que se puede considerar de Doom Metal (subgénero del Heavy Metal, más lento y pesado, oscuro).

Pero la película es más interna y profunda. Ruben comienza a tener problemas de audición, producto del excesivo ruido al que ha estado expuesto en su vida de músico metalero. Cabe destacar que él es feliz junto a Lou. Viven en una casa rodante donde el amor aflora entre los desayunos con batidos y música más audible.

Ambos tienen problemas y se sienten solos. Ella advierte depresión con sus brazos abrumados de cicatrices, mientras él denota que su único mundo es ella. Y comienza a perderlo cuando ya no puede escucharla.

Es por sobre todo una historia de amor y adaptación. Pero este amor no es solo el afectivo, el de pareja, sino que es el amor de aceptarse a uno mismo, de conocerse, de aprender de nuevo. Este filme es sobre dejar atrás, comenzar de nuevo, una búsqueda interna de encontrarse consigo mismo. Es tan íntima, que Ruben nos atrapa y nos hace sentir que también perdemos la audición. Nos muestra un mundo de sordos “desde adentro”. Es una película muy bien dirigida e intencionada. Lo dije antes: Descomunal.

Es increíble como muchas personas tienen que aprender a hablar de nuevo. Este filme, además, nos deja muchas enseñanzas basadas en la inclusión, en cuán difícil es acostumbrarse a perder un sentido y aprender a desarrollar otros. Este “nuevo aprendizaje” lleva al protagonista a realizar muchos actos desesperados para volver a su vida anterior, para escuchar, tocar y estar con el amor de su vida.

Ruben conoce el mundo de los sordos y un nuevo lenguaje: el de señas. Para ello, tiene la suerte de encontrarse con Joe (Paul Raci), un enorme orientador que lo ayuda y le permite decidir qué hacer con su vida. Le muestra los caminos necesarios. Ruben quiere volver al pasado.

Cuando se supone que existe una salida y Ruben recupera a medias su vida normal, el reencuentro con Lou es precioso, pero no por el nivel de romanticismo, sino porque el director desnuda a Ruben, lo posiciona como cual animal rehabilitado se libera en la vida silvestre para que vuelva a su hogar, a cazar y vivir su vida.

En ese momento, esta pareja vive sentimientos que nunca pensaron. Cada uno estaba en su zona de confort y no se dieron cuenta hasta que se encontraron: se redescubrieron. Una fantástica película que merece, a lo menos, el Oscar a mejor sonido. Interna, independiente, rabiosa, íntima. Esta obra está llena de sentimientos.  Está en Amazon y recomiendo que pueda visionarla.

 

 

 

 

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